marzo 26, 2008

Habacuc II, y Reflexiones sobre la comunicación 2.0

Wovon man nicht sprechen kann . . . darüber muß man schweigen.
L. Wittgenstein

Cuando el dedo señala a la luna...
Un buen tipo que hace mucho que no veo por ahí.



Después de unas pequeñas vacaciones, me busco en google (como todo buen narcisista), y encuentro uno de los primeros artículos -quizás el único propiamente dicho- que escribí en este blog académico citado, al menos, en tres o cuatro bitácoras. Hubo uno incluso que, si bien no comprendió mi pseudónimo, antes de publicarlo en su weblog revisó e interpretó con fuentes negritas, cursivas, y alegres colores mi texto (eso sí, me enlazó y todo, como buen blogger). Todo en un post, enterito dedicado a mí. Y es que el kitsch del escándalo, en los blogs nunca falla. Bueno, kitsch también es esto.

Aquí me tiraron flores y algunas espinillas... o al revés, y he de reconocer, que muchos de los muchos que me han insultado dieron en el clavo, por lo menos en cuanto a mi perfil. Con otros insultos me sentí... cómo decirlo para que suene pedante, Harto Elogiado, porque me prejuzgaron artista, psicólogo, hippy o aristócrata, frustrado imitador de Charles B., incluso un iluso creyó que las fotos que tomé prestadas a un tal Manel Esclusa, grande para mí entre los grandes, eran obra mía.
Ah, me olvidaba, el que me insultó "por hippy" también me invitó a ir de cacería con él, igual que esos niños de buena cuna en american history x, qué tal?

Sólo aquéllos simplones acertaron, que sin tanta paja mental y con gesto paternalista, me dieron una vuelta mayéutica para acelerar mi razonamiento.

Y es que lo simple acierta. O casi siempre.

Disculpen mi bruta vanidad (¿alguién leerá esto?), es que yo nunca antes había llamado tanto la atención (¡en un mass media!), y eso me afecta un poco. (La próxima vez que quiera salir en blogs de bastante gente, me podré junto a un chucho flaco, y así un freack me hará un par de fotos, videítos con ese par de fotos - que colgará en youtube, y algún otro iluminado hará un spam diciendo que violé y torturé al perro -y diciendo también que eso, además de ser verídico... ...¡es cierto!- y que luego el perro se murió de sida, en fin... ...lo típico). Es maravillosa la interacción en la red.

Pero hay un lado positivo.

Sobre todo, y ya sin burlarme más - que no quiero caer en una actitud intolerante, agradezco a muchos por considerar mi análisis, hecho con lo poco que sabía de la obra de Habacuc (y con lo muy inflados que me tenía los huevos la reacción en cadena, todo hay que decirlo), como texto válido para la discusión acerca del significado de este ya conocido fenómeno comunicativo. Creo en que no hay verdad absoluta en las ciencias humanas (porque el objeto de estas ciencias, es sujeto a la vez): lo mejor sería ir encontrando verdades que se adecúen al bienestar de la comunidad y que puedan a la vez, evolucionar con el género. ¿Cómo se logra? Mediante la reflexión dialéctica, reflexión impulsada no por una actitud ignorante (entendiendo ignorante como acrítica), pasiva; sino atenta, transversal.

Dándole vueltas a la tuerca, como diría Santiago.

Y es mejor cuantos más seamos para discutir sobre la validez ética de un fenómeno comunicativo cuya respuesta, supongo que traspasó incluso lo que se esperaba su autor, Guillermo Habacuc Vargas (...ese brutal asesino, que arda en el fuego purificador de la hoguera! Oh! quede a Merced de los cuervos que coman sus ojos, mientras se seca atado en la arena de la blogósfera!).

Todo lo que suscitó esta exposición, que tuvo lugar hace algunos años, de Habacuc, da para analizar muchísimos fenómenos contempóraneos comunicativos, que surgen de la posibilidad de interactuar personalmente, casi sin censura, en la 2.1.
Lo primero que se me ocurrió al verme en boca de otros, fue analizar el mecanismo argumental del insulto en aquéllos que me reportaban más seriedad: se suele empezar señalando las contradicciones del texto contra el que se escribe, y en algunos casos, destacando primero las partes que se consideran positivas - de haberlas para el que comenta, de mi argumentación; en un segundo paso, se rebaten los argumentos que doy, que no se contradicen en mi texto; por último, se procede, por lo común, al insulto o la descalificación.
Los perfiles que se pueden deducir de los participantes de la web también son interesantes para hacer un estudio.

Lo que, respecto a las argumentaciones, se puso de manifiesto en la mayor parte de las discusiones acerca de la validez ético-artística de la exposición donde sale (según los datos de que se dispone) un perrito atado, es que no muchas personas se dieron cuenta de que estaban siendo víctimas, no sé si partícipes, sino producto, de una acción propagandística contra el nuevo arte latinoamericano.
El hecho es, y voy a dejar zanjado este asunto, que, cuando el dedo señala la luna (y eso que yo no soy muy amigo de refranes), el tonto - o el impetuoso, para no agredir, mira el dedo.

Y en el caso de Habacuc, hay más pruebas de que la polémica es nada más que una campaña de desprestigio, bastante bien planificada, y... bueno, apoyándome en la presunción de inocencia (que teóricamente debe regir en aquellos países que aceptan como válida, la Declaración Universal de los Derechos Humanos), considero esta polémica ya algo estéril, trasnochada...









Piensen.

¿Campaña de desprestigio, montaje o marketing viral?

Quizás todo.

O quizás sólo arte.

3 comentarios:

Santiago dijo...

Bueno che, excelente reflexión mirando al dedo y no a la luna.
Sobre la naturaleza de las discusiones el análisis es muy interesnate. Me dio mucha gracia el análisis sobre los mecanismos de descalificación que han hecho de tus escritos. Creo que se podría hacer una especie de Tekné retoriqué en esto, que, a diferencia de la Aristotélica, se caracteriza, en la mayoría de los casos, por una incitación constante al desprestigio cultural, educativo e incluso moral del adversario (reflejado comúnmente en la frase, con tonito mexicano: "por qué no te moris hijo de puta").
El ágora se ve sustituido por internet y la democracia por una suerte de intercambio de insultos que en el peor de los casos no hacen más que ensalzar el orgullo de quienes intervienen, sin dar lugar, en la mayoría de los casos, a ningún tipo de dialéctica.

Más allá de este análisis lúdico y sin intención alguna de desprestigiar a la nación mexicana, coincido plenamente (aunque a veces me paso de soberbio) en que este medio esi deal para una reflexión dialéctica (en realidad y por suerte, esto ocurre muchas veces) y para llegar a consensos y soluciones producidas por un intercambio social que las defina.
En cuanto a lo de Habacuc, no me sorprende que se trate de un intento de desmerecer al arte latinoamericano. Como viene ocurriendo en estos últimos momentos, cada vez nos tragamos los discursos hegémonicos sobre una "identidad latina" con más facilidad, y por esto es que hay que reivindicar la reflexión en todas sus dimensiones.
Tengo que admitir qeu me siento muy identificado con los escritos y reflexiones del blog, soy estudiante de comunicación, y las reflexiones que acá se hacen tienen mucho qeu ver con mi carrera.
Un gran saludo,

Santiago dijo...

ah, escribí hegemónicos con el tilde mal. Mejor coregirlo, no sea cosa que algunos histéricos se quejen por mis faltas de ortografía.
De cualquier modo, no queda otra que remitirse al gran Julito Cortázar:
"Siempre que viene el tiempo fresco, o sea al medio el otonio, a mí me da la loca de pensar ideas de tipo eséntrico y esótico, como ser por egenplo que me gustaría venirme golondrina para agarrar y volar a los paíx adonde baiga calor, o comer los productos guardados en el verano o ser una bívora como las del sológicO, que las tienen bien guardadas(...)" (Cortázar. 1963. Rayuela)
Si queremos cambiar el mundo empecemos destruyendo el lenguaje.

Anónimo dijo...

Me gusta la idea del engaño, al final, nunca se sabe donde está la verdad.